Hace una semana justamente que no escribo en el blog, pero es que tampoco tenía mucho que comentar. Creo que es más sensato dejar margen de tiempo y una vez que aparezca, hacer un resumen de lo acontecido para enriquecer las entradas y no resultar pesado o repetitivo.
Pero... ¿donde está la letra pequeña? ¿cómo puede ser esto posible? Pues fácil... he dejado de atiforrarme de coca-cola, y por las noches, en lugar de meterme para el cuerpo un tazón de cereales (ya sea Mielpops, Chocapic, o Special K, con raciones "demasido generosas"), he optado por tomar frutilla: una manzana... que sacia y a la vez me cuida los dientes.
La fruta no es lo mío, me sacan de los melocotones y no tenemos a nadie, justamente mi madre compró albarillos y solo si están madurillos, también los devoro. Lo que no puedo es con los plátanos, que aparte, son ricos en potasio y no aconsejan abusar de ellos... los kiwis serán fabulosos para el estómago e ir al baño, pero es que su sabor me da arcadas. La piña si eso sí que puedo tolerarla.
Y no voy a comentar más, lo otro me lo dejo para la próxima entrada para tratar mejor el tema. Solo diré que estar enamorado es un aliciente bestial para no decaer en esta "dieta", en la que voy a tener que empezar a seleccionar alimentos y "dejar de comer de todo" aunque haya reducido las dosis.
A veces pienso que mi madre lleva razón y lo que me engorda es la ansiedad y la pasividad, pero es que el mundo de puertas para afuera es demasiado cruel y como en casa en ningún sitio, tragándote pelis y temporadas de series.
Otra cosa es el tabaco... que fumo menos, pero tengo que conseguir reducirlo al máximo para este verano quitarme radical... mucho pido, antes vereis un cerdo volando que a mí sin dar una caladilla o caer el tentador pitillo. Tendré que llamar a Mercerdes Milá visto lo visto, para que me saque el látigo y me provoque remordimientos de conciencia...
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